Acrocordones
Los acrocordones son pequeñas proliferaciones cutáneas con forma de verruga. Habitualmente son del color de la piel o de color marrón. No suelen causar ningún síntoma, pero ocasionalmente se inflaman, provocan prurito y hasta pueden provocar dolor. No son “verrugas” como tal, por lo tanto no son producto de ninguna infección vírica y no se contagian.
Estos fibromas aparecen, la gran mayoría de veces, como consecuencia del paso del tiempo y del roce, por eso los solemos encontrar en zonas de pliegues como el cuello, los parpados, las axilas, las ingles y debajo los pechos. Pueden existir diversos simultáneamente aportando un aspecto de empedrado en la zona, sobretodo en la parte posterior del cuello (Pseudoacantosi Nigricans). Estos casos suelen estar asociados a alguna enfermedad endocrinológica, como la obesidad o la diabetes mellitus.
Los acrocordones, propiamente, no requieren tratamiento, ya que no suponen ningún problema de salud. Sin embargo, es frecuente que el paciente desee eliminarlos por su aspecto poco estético o bien porque ocasionan molestias cuando se inflaman. No es extraño que alguno pueda sangrar al rozar con una pieza de ropa o con una cadena o collar.
Para eliminarlos, se desaconseja aplicar productos farmacéuticos contra las verrugas (queratolíticos como el ácido salicílico) ni dispositivos con la misma finalidad (espráis con nitrógeno líquido), ya que los que se ofrecen en los comercios pueden provocar quemaduras si no se utilizan profesionalmente. Habitualmente son productos insuficientemente potentes para los acrocordones grandes, o demasiado para los pequeños y pueden ocasionar heridas o cicatrices.
Los dermatólogos solemos eliminarlos aplicando la crioterapia de manera tangencial y suave para no lesionar la piel, o bien con láser de CO2 que, respecto a la primera opción, ofrece la ventaja de eliminarlos de forma inmediata sin tener que esperar unos días a que se desprendan. Este procedimiento causa unas mínimas molestias, es rápido y muy bien tolerado por los pacientes.