Hiperhidrosis o hipersudoración
La hiperhidrosis es un trastorno en el que se produce un exceso de sudor en diferentes áreas del cuerpo, a pesar de que, las condiciones ambientales y de actividad no lo requieran. Pese a que se desconoce el origen, se sabe que el centro de regulación térmica del cerebro emite señales erróneas a través de los nervios hasta las glándulas sudoríparas para que éstas produzcan sudor aunque no haga calor.
Es un trastorno con un elevado impacto psico-social sobre el paciente, ya que el aumento del sudor en zonas visibles como la cara o las axilas, o bien en zonas con mucha actividad social como las manos, pueden afectar el autoestima y a las relaciones interpersonales, además de que puede suponer un problema potencial en la ejecución de algunas maniobras domésticas o laborales (dar la mano, dibujar, conducir, cocinas, escribir…)
Existen numerosas opciones terapéuticas para la hiperhidrosis, desde tratamientos tópicos hasta la cirugía. Entre las terapias tópicas destacan los preparados con cloruro de aluminio, que reducen la producción de sudor por parte de las glándulas. La iontoforesis consiste en la realización de baños con una solución líquida concreta y en unos recipientes que emiten corrientes eléctricas que reducen la actividad productiva de las glándulas. Es una terapia efectiva y cómoda, que el paciente puede realizar en casa si adquiere el dispositivo médico.
Sin embargo, el tratamiento con mejor relación riesgo/beneficio/coste es la aplicación local de toxina botulínica. Ésta ejerce su acción entre la fibra nerviosa que transmite la señal activadora y la glándula sudorípara, reduciendo el nombre de estímulos y la intensidad de los mismos. De esta forma, aunque el centro térmico envíe señales a las glándulas, llegan en menor número y magnitud. Es una terapia muy cómoda, se realiza las punciones de toxina en distintos puntos del área afectada después de aplicar anestesia tópica o local, y el efecto se empieza a percibir al cabo de pocos días. Habitualmente se utiliza para tratar axilas, manos y/o pies.
Finalmente, existe la opción quirúrgica. En estos casos se realiza una simpatectomía, cortando o pinzando el nervio que condice la señal estimuladora del sudor del cerebro a las manos. El nervio simpático transcurre por dentro del tórax y la intervención se debe realizar bajo anestesia general a cargo de Cirugía Torácica. Normalmente se utiliza esta técnica en casos en que no hay respuesta a la toxina botulínica.