Psoriasis

La Psoriasis es, seguramente, la enfermedad cutánea más frecuente y popular con una prevalencia del 2-3% de la población general. Se presenta de forma muy variable entre pacientes y suele cursar con períodos de estabilidad y de brotes a lo largo de la vida. Cada persona tiene un tipo específico y único de psoriasis, ya sea por la localización y tipo de lesión o por la interacción entre la enfermedad y la persona, ya que el grado de impacto que tiene sobre cada persona es diferente. Sin embargo, la forma más típica, denominada «en placas», muestra unas características semiológicas muy ricas que permiten, en la mayoría de casos, un diagnóstico rápido y preciso.

Es una afección crónica de la piel que a pesar de no ser una patología grave, sí que tiene una implicación muy importante en la calidad de vida de la persona. Mayoritariamente, se caracteriza por la aparición de placas eritematoescamosas y hiperqueratósicas (con rojeces y costras) en los codos, rodillas y cuero cabelludo. Aunque suele afectar exclusivamente a la piel, hay cierta incidencia de lesiones en las uñas e inflamación en las articulaciones (artritis psoriásica).

Aunque siempre ha sido considerada como una enfermedad exclusivamente cutánea, en la actualidad se conoce que los fenómenos inflamatorios que conducen a la aparición de placas de psoriasis favorecen la manifestación de otras enfermedades sistémicas (comorbilidad).

Es por este motivo que se considera muy importante el diagnóstico precoz de la psoriasis y la monitorización rutinaria de otras enfermedades que coexisten en el paciente. La presencia de esta comorbilidad determina en muchas ocasiones el tratamiento a prescribir para tratar la psoriasis y el pronóstico global del paciente.

Aunque se desconoce el origen de la afección, si hay constancia de que existen procesos inflamatorios en las lesiones de la piel debidas a una respuesta inmunológica anormal. Es por este motivo que los tratamientos, tienen, básicamente, una acción antiinflamatoria e inmunomoduladora.

Frecuentemente, se aconseja el uso de preparados tópicos y en el caso de psoriasis severa se suelen prescribir fármacos orales. Aun así, hay que tener en cuenta que es habitual que la psoriasis afecte a una gran parte del cuerpo o bien tenga un curso crónico, lo que contraindica el uso de estos fármacos por sus efectos adversos. Por este motivo resulta especialmente útil tratarla con fototerapia, que consiste con la aplicación de radiación ultravioleta de tipo A y/o B.

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